Introducción

4.4 - Clústeres: especialización y agrupación

La figura del clúster representa una forma de conseguir que la colaboración Universidad - Empresa sea una realidad, puesto que logra establecer ambientes colaborativos donde se comparten recursos y reducen costes, donde se identifican objetivos y beneficios globales y donde se puede disponer del conocimiento abiertamente, de acuerdo con los objetivos de los distintos agentes. Consigue, pues, que las fronteras entre agentes sean permeables, evitando compartimentos demasiado estancos que impidan la colaboración de las empresas con los centros de investigación.

La clave del éxito del clúster radica en tres puntos esenciales:

  • Agrupar: al unir actores público-privados, centros de investigación, oficinas de transferencia, escuelas específicas tecnológicas, empresas, etc.
  • Especializar: al centrarse en un negocio determinado, es más sencillo lograr la excelencia en los procesos de I+D+i.
  • Crear servicios de apoyo para acelerar el proceso de Innovación: el acompañamiento entre la Universidad y la Empresa complementa el proceso de Innovación.

En nuestro estudio, los clústeres o polos de competitividad han sido fundamentales para conseguir trasladar ciencia e investigación al ámbito económico, logrando una mejor transferencia de tecnología. La creación de clústeres sectoriales ha logrado cristalizar en muchos casos los resultados del proceso de Innovación.